dimarts, 18 de juny del 2013


…Que te contagien su alegría
No te rebeles frente a la alegría ajena.
No pretendas que todos
se mueran con tus muertos,
que cada uno lleva su peso
con llorar los suyos.
Y es mejor para ti
que te contagien su alegría
y sus ganas de vivir
y no se hundan contigo
en el pozo de tu pena.
No te mueras con tus muertos
¡llévalos vivos en tu amor
y vive con ellos
en tus recuerdos!
¡Sería triste y penoso
que tú te dejaras morir
y ellos siguieran viviendo!
Mientras esperas
que tus muertos regresen
como si no hubieran muerto,
les impides volver de otra manera.
A ocupar un lugar
en tu corazón y en tu recuerdo.
Es una ley de la vida:
no se goza del despertar de la aurora
sin pasar por la muerte del ocaso.
Lo que la muerte no nos puede quitar
La muerte ha extendido su sombra sobre este hogar
Y nos ha entristecido profundamente.
Una voz se ha acallado, un corazón se ha detenido,
Se ha ido la risa, la alegría se ha escapado.
El calor y la luz de la presencia del ser amado se han desvanecido;
La cadena del amor ha perdido un eslabón vital.
La muerte se ha llevado un tesoro,
Y ha traido dolor, soledad y pena.,
Y sin embargo, hay tanto que la muerte no puede alcanzar,
Tanto sobre lo cual no tiene dominio.
No nos puede quitar nuestro pasado:
Los años, los sueños, las experiencias que compartimos.
No nos puede quitar el amor que conocimos;
Porque está hilado al tapiz de nuestras vidas.
Continuaremos apreciando las lecciones que aprendimos,
Nos aferraremos a la sabiduría que continúa viviendo.
Siempre poseeremos lo que hemos tenido.
Siempre amaremos lo que hemos conocido.
La muerte no nos puede quitar nuestra confianza:
Dios nos dará fuerzas para soportar lo que debemos enfrentar.
No nos puede quitar el sostén en nuestra esperanza.
De que la oscuridad será vencida por la luz y las heridas sanarán.
La muerte no nos puede quitar la fe consoladora
En que para Dios cada alma es preciada; ninguna se pierde.
Así, aun en la tristeza, te agradecemos, Dios,
Por nuestros recuerdos y nuestras esperanzas,
Por nuestra confianza y nuestra fe.
Porque creemos que estos nunca se perderán;

 
 
La muerte no nos puede quitar esto y mucho más



Ayer te soñé. O no fue un sueño?
Estabas radiante, con una gran paz;
irradiabas luz y serenidad.

Te fuiste acercando como si volaras
tu pelo flotaba, tus ojos brillaban
y había una bella sonrisa en tu cara.

Me miraste fijo y con tu mirada
me dijiste tanto, sin decirme nada;
sin mover tus manos tocaste mi cara
y así en silencio me llenaste el alma
de amor y de calma.

Cuando desperté quise verte ahí,
pero ya no estabas.
Fue sólo un momento pero para mí
fue todo y fue nada.

Todavía te extraño
mi niña bonita, mi compañerita,
mi reina adorada, mi niñita linda,
aún me duele el alma.

Después de estos años no llega la calma,
no se hace uno el ánimo,
no cierra la llaga.

Es uno egoísta; lo sé, qué remedio?
Mil veces me digo que el amor sincero
es entrega, dádiva, renunciación
y también lo sé, es aceptación.

Pero duele tanto, y de tanto dolor
el alma se ahoga y el corazón
no entiende razones,
no escucha la voz del amor que grita:
\\"ELLA ESTA CON DIOS\\".
Lilia Romo Galvan

dimecres, 29 d’agost del 2012


No te rindas, aún estás a tiempo

de alcanzar y comenzar de nuevo.

Aceptar tus sombras

enterrar tus miedos

liberar el lastre

retomar el vuelo.


No te rindas, que la vida es eso

continuar el viaje

perseguir tus sueños

destrabar el tiempo.

Correr los escombros

destapar el cielo.

No te rindas, por favor,

no cedas aunque el frío queme

aunque el miedo muerda

aunque el sol se esconda

y se calle el viento.

Aún hay fuego en tu alma

hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo el deseo.

Porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el Amor, es cierto.

Porque no hay heridas que no alivie el tiempo.

Abrir las puertas quitar los cerrojos

abandonar las murallas que te protegieron

vivir la vida y aceptar el reto

recuperar la risa ensayar un canto

bajar la guardia y extender las manos

desplegar las alas e intentar de nuevo.

Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas

aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,

aunque el sol se ponga y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma,

aún hay vida en tus Sueños.

Porque cada día es comienzo nuevo,

porque esta es la hora y el mejor momento

porque no estás solo, porque yo te quiero.


Mario Benedetti

SOLO POR HOY

Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie, y no pretenderé mejorar o discriminar a nadie, sino a mi mismo.
 
Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también.

Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten a mis deseos.

Sólo por hoy dedicaré 10 minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como alimento es necesario para la vida del alma.

Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
 
Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
 
Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpla cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades, la prisa y la indecisión.
 
Sólo por hoy creeré firmemente -aunque las circunstancias demuestren lo contrario- que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
 
Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad. Puedo hacer el bien durante doce horas. Lo que descorazonaría sería pensar tener que hacerlo durante toda mi vida.
 
Juan Pablo II

Extractado del libro, "Me hubiera gustado decirte adiós"

Una de las penas más grandes que cubren con su sombra la muerte súbita de un ser querido, es no haberle podido decirle adiós.
Esta privación a la que nos sometió la vida nos desespera y mantiene abierta la herida por largo tiempo. Sentimos que el corazón nos quedó estaqueado y amordazado en tierra de nadie. Hay tantas cosas que hubiésemos querido decir y no pudimos...
Todo aquello que la muerte silenció queda arrumbado en algún rincón de nuestra alma, y en algún momento tendremos que ir en su búsqueda y darle voz nuevamente aunque el destinatario ya no esté.
Decir todo lo que balbucea entre sollozos nuestro corazón hará que la angustia vaya cediendo y nos permitirá ir limpiando la herida, quitándole todo aquello que pueda infectarla para que sane poco a poco.
Una manera de despedirnos es a través de una carta.
En un lugar tranquilo, a solas, dejando que el corazón se exprese, podemos escribir las palabras que silenció el dolor.
Aunque empecemos a hacerlo y las lágrimas no nos permitan ver la hoja con claridad, aunque la tristeza nos invada y pareciera dejarnos sin aire en los pulmones, es liberador sacar hacia afuera todo lo que hubiésemos querido decir y no pudimos.
Aún si lo que sale no es lo que esperábamos, abrir el arcón de las emociones es una manera de transitar el duelo de manera sana.

Victoria Branca

dimarts, 3 de juliol del 2012


Si cuando me haya ido
extrañas algún día mi mirada
búscala por las noches en el cielo,
en una estrella estará guardada.

Si cuando me haya ido
extrañas mi voz algún momento,
escucha de los gorriones su gorjeo
que con ellos volaré en el viento.

Si cuando me haya ido
extrañas de mi mano la caricia
búscala en una lluvia de verano,
la sentirás entre sus gotas tibias.

Si cuando me haya ido
te duelen los recuerdos algún día,
reemplázalos por recuerdos nuevos
de otros ojos, otra voz y otra caricia.

Si cuando me haya ido
una lágrima resbala en tu mejilla
sécala con un pétalo de rosa,
sonríe, y no sufras mi partida.

Yo me iré sabiendo que te quedas
y llevaré en mi maleta tus sonrisas,
en un bolso guardaré todos tus soles
y al cielo me iré, sin mucha prisa.

Y si allá, en lo alto, tengo suerte
sentirás algún día que te abrazan,
no te asustes, yo te estaré cuidando
con la dulce caricia de mis alas.


Sandra S.

dissabte, 16 de juny del 2012

CUATRO AÑOS SIN TI

En verdad hace cuatro años que no te veo?
que no te escucho? Que no te beso?
Cuatro años es mucho, muchísimo tiempo.
Tu cama tendida, tu cuarto en silencio,
tu ropa guardada y en la mesa siempre
tu lugar desierto.
Ha sido muy duro; ha sido tremendo,
he luchado tanto por seguir viviendo sin tu compañía,
sin verte pasar aunque sea de lejos, tan solo un momento.
¡Te extraño mi niña. Cómo te recuerdo!
Me haces tanta falta y te hecho de menos.
Sé que junto a Dios me llenas de besos.
Que nunca te alejas,
que estás muy adentro de mi corazón, pero no te veo.
Quisiera tocarte, besar tu pelo,
tomarte las manos, llenarte de besos.
Y escuchar tu risa y velar tu sueño.
Pero no es posible y duele saberlo
y entonces volteo mis ojos al cielo
y a nuestro Señor le pido en silencio
que me de consuelo, que sane mi herida,
que escuche mis ruegos.
Y sé que me escucha porque en un momento siento una gran paz
y entonces comprendo que tú eres feliz, que estás en el cielo,
que es nuestro Señor quien vela tu sueño,
escucha tu risa y te llena de besos.
Y eso me da fuerzas para continuar
luchando y viviendo sin desfallecer
y esperar tranquila ese gran momento
que tendré la dicha de verte otra vez.


Escrito por Lilia Galván Ortiz
A su hija.