dimarts, 18 de juny del 2013


Ayer te soñé. O no fue un sueño?
Estabas radiante, con una gran paz;
irradiabas luz y serenidad.

Te fuiste acercando como si volaras
tu pelo flotaba, tus ojos brillaban
y había una bella sonrisa en tu cara.

Me miraste fijo y con tu mirada
me dijiste tanto, sin decirme nada;
sin mover tus manos tocaste mi cara
y así en silencio me llenaste el alma
de amor y de calma.

Cuando desperté quise verte ahí,
pero ya no estabas.
Fue sólo un momento pero para mí
fue todo y fue nada.

Todavía te extraño
mi niña bonita, mi compañerita,
mi reina adorada, mi niñita linda,
aún me duele el alma.

Después de estos años no llega la calma,
no se hace uno el ánimo,
no cierra la llaga.

Es uno egoísta; lo sé, qué remedio?
Mil veces me digo que el amor sincero
es entrega, dádiva, renunciación
y también lo sé, es aceptación.

Pero duele tanto, y de tanto dolor
el alma se ahoga y el corazón
no entiende razones,
no escucha la voz del amor que grita:
\\"ELLA ESTA CON DIOS\\".
Lilia Romo Galvan