dimecres, 6 d’agost del 2008

una poesía que le encantaba

SONETO LXXXII

Amor mío, al cerrar esta puerta nocturna te pido, amor, un viaje por oscuro recinto: cierra tus sueños, entra con tu cielo en mis ojos, extiéndete en mi sangre como en un ancho río.
Adiós, adiós, cruel claridad que fue cayendo en el saco de cada día del pasado, adiós a cada rayo de reloj o naranja, salud oh sombra, intermitente compañera!
En esta nave o agua o muerte o nueva vida, una vez más unidos, dormidos, resurrectos, somos el matrimonio de la noche en la sangre.
No sé quién vive o muere, quién reposa o despierta, pero es tu corazón el que reparte en mi pecho los dones de la aurora.


Pablo Neruda, 1959

2 comentaris:

Anònim ha dit...

ah, soy Ángeles!

Anònim ha dit...

es muy bonita, gracias por compartirla ;-)

Lou