dilluns, 6 de juliol del 2009


La distancia no está en las manos, en el saludo, en los pañuelos.
La distancia no está en los caminos, ni siquiera en el tiempo.


La cercanía no está en el territorio, ni en los metros o kilómetros.
La cercanía no está, ni siquiera en el espacio que pueda separar a los individuos.


Se puede palpitar estar cerca y lejos simultáneamente.
Se puede presentir que el espacio físico no es condición indispensable para estar juntos.


La verdadera distancia entre las personas está en sus almas.
La verdadera cercanía está en el encuentro.


El encuentro se producirá, sólo, cuando sus espíritus se entrelacen danzando en sintonía… atravesando senderos de afectos, conexión intelectual, admiración, amor… mutua comunicación, más allá de las palabras… en una natural y sincera integración
del uno con el otro.


Cuando se produzca la verdadera y definitiva unión ella traspasará los tiempos y todos los espacios.
Cuando hayamos comprendido, vivenciado y sentido el verdadero encuentro los hombres comenzaremos a definir un nuevo concepto de distancia y a percibir otro significado de la palabra “siempre”.


Los seres humanos tenemos la urgente necesidad de encontrarnos más allá del simple contacto físico…
Entonces, la vulgar distancia no será un obstáculo para percibirnos y palpitarnos.