dijous, 6 d’agost del 2009

reflexiones...

¿Sabes? Meditaba en el tiempo que hace ya que no nos vemos. Seis años, ¿verdad? Sentí ganas de hablar con vos, ¡Te extraño mucho! y es por eso que me atreví a escribirte estas líneas.

He meditado tanto sobre mi caminar contigo en esta tierra. He pensado como a veces desperdiciamos los mas ricos momentos que Dios nos otorga como familia. Creemos que todo estará ahí siempre. Que nada cambiará.

¡Qué pocas veces valoramos y disfrutamos a plenitud lo que en ese momento tenemos!

Cometí muchos errores contigo. Te negué tantas cosas de mi, mi tiempo, mi esfuerzo...cuantas veces solo pensé en mi... solo en mi. Mis problemas, mis metas, mi trabajo, eran primero que tu.

Hoy quisiera volver el tiempo atrás y compensarte todas aquellas cosas que un día te negué. Como quisiera que esto fuera un sueño nada mas y que al despertar tu estuvieras ahí. Pero se, que esto no es un sueño, esto es una dura y cruel realidad. Te has ido para siempre, y te has ido para nunca mas volver. Ya nunca jamás podré remediar nada.

¿Recuerdas como me molestaba porque hacías tanto ruido en casa cuando yo estaba estudiando . ¡Como anhelaba estar solo!. ¡Que necios somos al pensar así! Peor aún, el mencionarlo.

Pero ya aprendí. A partir de el momento que te fuiste le pido a Dios que me haga valorar cada afecto, cada momento de mi vida, como lo que es – un momento único e insustituible Tal vez un día despierte y ya no estén, o quizás…no esté yo

A veces me pregunto: ¿Porque no había visto esto antes? ¿Tuvo que hacer falta que tu murieras para que yo pudiera darme cuenta de todas las riquezas que poseía en mi vida? ¿Por qué tuvo que ser necesaria tu partida para que yo aprendiera a valorar lo que tengo?

¿Cuántas personas en el mundo cometen los mismos errores que yo? Buscamos perfección en las cosas, en las personas, y por buscar lo que no se tiene no valoran lo que en su presente poseen.

¡Ojalá! que haya personas que pudieran leer esto y aprendieran de mi experiencia

Ahora me tengo que despedir. Solo recuerda que te extraño ¡Dios sabe cuanto!. Algún día iré a visitarte para quedarme con vos para siempre, mientras tanto, recibe mis recuerdos y mi amor.

Hermanita, hasta luego.

Aún vives para nosotros.


-Silvia Boedo-
Texto adaptado de la carta
en memoria de mi hijo Felipe Javier