dilluns, 21 de desembre del 2009



Cómo pasar la Navidad sin nuestros seres queridos

Sabemos que la muerte es un hecho inevitable, pero en la mayoría de las ocasiones nunca se está lo suficientemente preparado como para poder afrontar, y luego superar, la muerte de un ser querido.

En especial porque no solo se pierde a esa persona físicamente, sino todo lo que nos unía a esa persona, el papel que ocupábamos en su vida y el que, sobretodo, el/ella ocupaba en la nuestra.


Ha llegado otra Navidad más a nuestras vidas; pero quizá esta duele más que otras para algun@s de nosotr@s, por muchos motivos…

La alegría agridulce que se trata de retener casi a la fuerza en el corazón, nos recuerda que muchas cosas ya no podrán ser esta Navidad; los seres queridos que se han ido este año y los años anteriores ya no están con nosotr@s,

¡ya no estarán nunca más!,

y cuánta falta nos harán sus risas, sus bromas, sus palabras, sus acciones…

¡Ya no puede ser!


Y como seguir?
sin duda alguna tenemos muchos motivos para sonreír, nuestra familia, la llegada de un bebe, un novio, el esposo, nuestros hijos, nietos, una flor, una mariposa, el mismo cielo, ese cielo azul que a diario nos da un nuevo amanecer… tantas, tantas cosas.


José Luís Martín Descalzo lo expresó de modo magistral, escribiendo este poema:

Nunca podrás, dolor, acorralarme.

Podrás alzar mis ojos hacia el llanto,

secar mi lengua, amordazar mi canto,

sajar mi corazón y desguazarme.


Podrás entre tus rejas encerrarme,

destruir los castillos que levanto,

ungir todas mis horas con tu espanto.

Pero nunca podrás acobardarme.


Puedo amar en el potro de tortura.

Puedo reír cosido por tus lanzas.

Puedo ver en la oscura noche oscura.

Llego, dolor, a donde tú no alcanzas.


YO decido mi sangre y su espesura.

YO soy el dueño de mis esperanzas.