dimarts, 12 de gener del 2010


Ser Madre


Es aprender a hacer todo con una sola mano.
Es comer tanto puré de zapallo y zanahoria como una nunca comió en su vida. O despertarse sobresaltada el domingo de mañana, mirar el reloj e intentar levantarse a toda velocidad para llevar a los niños a la escuela, sin darse cuenta de que es un día feriado.

Ser madre es dormir con un solo ojo hasta escuchar el sonido de la llave de la puerta que anuncia que el hijo adolescente está de vuelta en casa.
Y adjudicarse la porción de torta más desarmada y el huevo frito que peor salió.
Usar el buzo que la princesa de la casa desechó por pasado de moda.
Y reciclar el tapado de hace años para poder renovar las camperas de los pequeños.

Ser madre es aprender otra vez la regla de tres y la acentuación de las palabras graves.
Volver a armar rompecabezas y conocer de memoria a todos los héroes de los dibujitos.
Es planchar, freír milanesas y resolver cuentas de dividir, todo al mismo tiempo.
Ser madre es darse el gustazo de recibir el primer beso con babas que aprendió a dar el bebé. Correr junto a un hijo hasta quedar exhausta porque está aprendiendo a andar en bicicleta sin rueditas. Y reservar el placer de verlo dormir como un oso.
Ser madre es intentar tejer por primera vez para hacer una batita amarillo patito.
Y conocer a los hijos tanto hasta adivinar lo que piensan.

Lourdes Castro

Con cariño para la futura mamá. LG


Lourdes Castro

divendres, 8 de gener del 2010

MAMA!!

Pedazo de cielo en la tierra
que en forma humana llegaba
y al lado del hombre
esta para acompañarle y guiarle

Te hicieron tan noble y sana
de sabiduría muy completa
y pensar que de una costilla
fuiste sacada

Fue Jesús que en tu vientre se hospedó
y gracias a ella hay concepción
y tu mayor don es el amor
que es lo mejor que te regaló el señor

En mi tristeza su pecho es mi almohada
su comprensión es mi aliada
su sonrisa es mi calma
de aquellas que alivian el alma

Sus lágrimas gotitas de agua
que el cielo en lluvia derrama
es el suave aroma
que ella a veces se traga

Y ese ser lleno de divinidad
de una infinita bondad
que a veces uno como hijo castiga
ignorando que es capaz de darnos su vida

Ella la primera impresión en mi pupila
es la primera que nos abriga
y su beso toca nuestra mejilla
llamándola mama


GRACIAS POR SER MI VIDA!!:.....

Alchy

dijous, 7 de gener del 2010



Y ese cuento… ¿tiene un final feliz? – Gisela Luján

Mis estudiantes están sentados en círculo, callados, esperando que les comience a leer el libro que he escogido para la lectura oral. Con cuidado abro las páginas amarillentas del libro – una edición bastante vieja- carraspeo y comienzo a leer…”Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.” Hago una pausa y bajo el libro porque veo que una estudiante me mira fijamente, con su mano levantada. Le pido que formule su pregunta, para seguir la lectura. Con mucha seriedad me pregunta… “Maestra, ¿ese cuento tiene un final feliz?”
La pregunta resuena como un eco en mi cabeza – ya la he escuchado antes muchas veces - y me remonto al pasado cuando allá y entonces Mariana, que tendría unos 5-6 años, me pedía que le leyera alguno de sus cuentos favoritos o ya acostada en su cama, lista para dormir, le pedía a su papá que le contara cuentos “que tengan ositos, princesas, un conejito rosado y un final feliz.”
¡Qué importante son los finales felices para los niños y para nosotros los adultos también! ¿No queremos todos, un final feliz? ¿No necesitamos todos, una buena dosis de final de cuentos de hadas? El príncipe y la princesa se casaron y vivieron felices para siempre. Pero más probable que hayan ranas que nunca recibieron el beso anhelado de la princesa que los devolvería a su condición humana; princesas que nunca despertaron de un sueño profundo porque el príncipe no encontró el camino al castillo. Tristemente la vida no es como los cuentos de hadas, ni siquiera para los más pequeños. Muchos a muy temprana edad ya han sentido en sus bocas el sabor amargo de la pérdida de un ser querido. Un padre, una madre, un hermano, un hijo se ha ido de nuestro lado y se ha llevado en su viaje nuestros sueños, ilusiones, nuestra alma y nuestro corazón. Quedamos huecos por dentro y por mucho tiempo solamente nos queda el sabor amargo de la pérdida que tragamos una y otra vez.
Regreso de mis cavilaciones como quien regresa de un sueño o de un lugar lejano y extraño. Miro a la niña que espera mi respuesta… Sonrío y le digo: “¿Sabes qué? Este libro sí tiene un final feliz porque Platero está ahora en un prado en el cielo y lleva en su lomo peludo a un ángel adolescente, una niña llamada Mariana con quien juega entre nubes de algodón. Desde allí nos ven. Y yo escucho su rebuzno y la risa cantarina de Mariana.”


Caricia

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles, por el cielo y por el mar...


Gabriela Mistral