
Mi Niña Mari Carmen
Abramos nuestro corazón al dolor y tristeza; permitamos que lo llene. En la hora de la desolación hay clamor, un crujir de dientes al sentir el vacío, una pena candente por la separación, un dolor que nos fatiga por la pérdida.
Cuando la pena nos invada, aceptémosla con sencillez como una parte de la vida. Y en el proceso se hará más profundo nuestro conocimiento de que, a la hora de la verdad, todo está bien. Que puede llevarnos a la dedicación, a un avanzar hacia el triunfo del alma, a la conquista de la desolación.
· También aquí se hace más profundo el significado.
Esto también es una puerta a la vida.
Mas la angustia, al igual que el éxtasis, no perdura.
Entonces arriba la ternura, vuelve la tranquilidad, regresa la calma.
Mari Carmen no has muerto solo te nos adelantaste
BETTY
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