dijous, 23 de desembre del 2010


ES NAVIDAD

Para muchas personas, es una poca de sentimientos ambiguos. Habrá hogares donde el ambiente de festejo y celebración envolverá a los miembros del grupo familiar. La familia reunida compartirá no solamente regalos, sino vivencias y sentimientos. Están todos juntos y eso es más que suficiente para llenar los corazones de alegría. En otros hogares será el llanto el que inunde el espacio. La familia no está completa y ese hijo, esposo, padre, pariente ausente físicamente, no compartirá la cena familiar, no habrá un regalo para él/ella debajo del árbol, ni participara de todos los rituales de la familia.
Luz y oscuridad. Dos realidades completamente diferentes pero partes de un todo más grande que es la vida. Y una vida que merece la pena vivir, a pesar de las pérdidas que hayamos sufrido, del dolor que sentimos.
Cuantas veces leo mensajes de padres desesperados que no tienen deseos de vivir porque su hijo/a ha muerto! Quieren detenerse, echarse a morir, porque la nueva realidad es sumamente dolorosa, sobre todo en las primeras etapas del duelo. Sin embargo, todos han salido adelante. Han aprendido que a pesar de haber estado sumidos en la oscuridad por un tiempo, han encontrado la luz. Y poder percibir ese tenue haz de luz es quizás, el primer paso hacia la recuperación.

Boletin estrella-maili. Gracias Gisela


dimarts, 14 de desembre del 2010

VAMOS A SER TODAS UNA

Vienen días nostálgicos, sí, por eso vamos a cogernos todas de las manos, con el pensamiento puesto en el cariño de las mujeres y hombres de la familia que nos han precedido, que ya no están aquí pero siguen amándonos, iluminando nuestro camino. Y Vamos a hacernos regalos. Cada día al despertarnos propongo que unas a otras nos mandemos sentimientos de cariño, aunque no nos conozcamos. El primer sentimiento y el más grande, que sea para la niña pequeña y asustada que todas llevamos dentro. En ese camino que es la vida vamos juntas y en un tramo u otro todas rompemos en llanto. No pasa nada, dejemos que las lágrimas resbalen por nuestras mejillas. Las lágrimas son "mano de santo", aligeran el dolor, limpian el corazón y dejan espacio a la calma. Si tenemos que llorar, lloramos, no pasa nada. Cuanto más grande sea la llorera, más liviana y alegre se siente el alma. Otro de los regalos que quiero compartir es la alegría. ¿Por qué no sentir destellos de felicidad? ¿Acaso no lo merecemos? En el otro lado, nuestros hijos, padres, madres, maridos, esposas, abuelos, amigos y hermanos son felices y su felicidad es más completa si intuyen la nuestra. Vamos a juntar cada día trocitos de amor y cuando tengamos una bola grande, la envolvemos en un papel bonito, le colocamos un lazo grande y se la regalamos.

Vamos a ser todas una; las que se levanten con fuerzas, que vistan y peinen a las que desfallezcan. Las que desfallezcan, que se dejen vestir y peinar porque, tal vez mañana, se sentirán ellas con la fuerza de mimar.

No estamos solas, de verdad. En este planeta que gira alrededor del sol, en este Universo infinito, el plan es perfecto y todo, todo, es posible. No existe solo una verdad.

Mercè Castro

divendres, 10 de desembre del 2010

SE ACERCA LA NAVIDAD...

Estamos ya en Diciembre. La luz vuelve a ser tenue y el sol, tímido, lo envuelve todo de sombras alargadas. Han transcurrido 12 diciembres desde que se fue Ignasi. Para mi no es un mes como cualquier otro. Aunque la nostalgia y el dolor me han invadido en muchas otras épocas del año es, sin duda, durante los meses de diciembre cuando mi alma hace balance. Se abren las compuertas de las emociones y resurgen, uno a uno, los fantasmas escondidos y, entre medio, el valor y los tesoros que guardo ocultos. Durante muchos de estos 12 diciembres el miedo ha sido el más fuerte, el que me ha cogido de la mano para llevarme directamente al infierno. Yo, encogida, he ido visitando sus rincones y me he dado cuenta, a medida que lo he ido recorriendo año tras año, que la ausencia física de Ignasi es la que me ha dado la oportunidad de reconocer mis temores. Esos que ya estaban mucho antes de que él muriera, esos que son míos, que van mucho más allá de su partida.

Es en diciembre también cuando el alma, más visible ahora, me sienta con dulzura en sus rodillas y me habla despacito de mis tesoros, de todas las cosas buenas que hay en la vida, del amor que doy y que recibo, del largo camino recorrido, de la fuerza inagotable que todos llevamos dentro. El alma, como una buena madre, no se cansa de decirme que ella estará siempre a mi lado, que viva confiada, que la vida no acaba con la muerte, que en realidad lo que llamamos vida no es más que un sueño. Mientras me acaricia el pelo, me recuerda de lo que soy capaz cuando me permito sentir el amor y la alegría. Me pide que recuerde lo bien que nos sentimos cuando las dos, en casa, con complicidad y alevosía, vamos llenando de flores los jarrones, mientras en la cocina hierven caldos que reconfortan del frío a mi familia y amigos.

“No te separes de mi, niña –me dice- que es diciembre”. No te separes de tu alma tú, lectora, que viene Navidad, que puede que se abran tus compuertas y necesites toda la ayuda de tus ángeles para atravesar la tempestad. Tal vez te preguntes: ¿Acuden de verdad los ángeles? A mi me parece que ellos siempre están, pero yo los percibo con mayor claridad si paseo por el campo o el mar, si no me esfuerzo en aparentar, si me escucho y hago realmente lo que quiero. Si digo lo que pienso, si me perdono y pido perdón cuando mis palabras hieren, si deseo, a pesar de todo, crear dentro de mi armonía y paz. Cuando no lo consigo, sigo sintiendo que ellos están, siguiéndome de cerca, justo detrás de mí, con los brazos abiertos, como lo estaba mi madre cuando yo empezaba a andar.

Mercè Castro. Blog: comoafrontarlamuertedeunhijo.blogspot.com


dimecres, 1 de desembre del 2010



Convéncete de...

- De ser tan fuerte, que nada ni nadie pueda perturbar la paz de tu espíritu.

- De hablar de salud, progreso y felicidad a todos los que te encuentres.

- De hacer sentir a tus amigos que hay algo grande en ellos.

- De ver todo por el lado noble y hermoso, haciendo que tu optimismo sea sincero.

- De pensar sólo en lo mejor y esperar sólo lo mejor.

- De tener tanto entusiasmo por el éxito de los demás como por el tuyo propio.

- De olvidar los errores del pasado y luchar por las grandes realizaciones del porvenir.

- De llevar todo el tiempo un semblante alegre y tener siempre una sonrisa para todos.

- De ser tan grande para la pena, tan noble para la cólera, tan fuerte para el miedo, que tu felicidad no tema la presencia del dolor.