dilluns, 15 de febrer del 2010


A ellos, a esos seres humanos que se cruzaron en mi existencia, y que tuvieron que partir.

Añoranza, cariño, veneración, agradecimiento, por su enseñanza y presencia.

Envidia en lo más profundo por su libertad. Deseos de mayor comunicación y ante todo mucho amor.

Uns cristalina y suave ala de mariposa separa nuestras existencias pero su presencia en nuestro interior nos recuerda su subsistencia.

El porqué, el cómo, el cuándo, la trascendencia de toda la existencia en conjunto es desconocida por nuestra mente, pero es la vivencia del amor y el sufrimiento lo que nos hace vivir y comprender la inmensidad de todo lo existente.

Lo conocido y lo desconocido surgen momento a momento y sorprenden nuestro intelecto.

Ellos están a nuestro alrededor en una dimensión mucho más sutil y trascendente.

Una parte de nosotros puede percibirlos y saber que realmente existen.


"La vida tras la muerte". Helena Galiana