diumenge, 7 de febrer del 2010


"El cuerpo es cierto responde inexorablemente a las leyes de la naturaleza, al frío, al calor, la humedad, la presión, la gravedad, etc. El cuerpo ES naturaleza, pero para muchos, lo verdaderamente humano, habita en el cuerpo pero no es el cuerpo, y tampoco responde a las mismas leyes, para muchos en el cuerpo esta la vida, pero este, no es la vida, es el transporte provisorio de la vida.

Mucha gente alguna vez, ha sentido “habitar” su cuerpo, estar dentro de su cuerpo, pero reconociendo entidades diferentes, reconociendo en el cuerpo algo que no es cuerpo, o tantas otras experiencias, pequeñas fugaces, a veces difíciles de apresar, de repetir o de explicar, pero que en todo caso dejan la sospecha de que otra realidad existe, y que la torpeza de nuestros ojos no nos permiten ver, Quizás sea una pequeña chispa, de lo que los grandes iluminados vieron en todo su esplendor.

Algunos tenemos esa fe, o intentamos tenerla, intentamos reconocer lo sagrado en nuestro interior, lo trascendente y numinoso que habita en cada ser humano, con mayor o menor éxito, cada cual como buenamente puede.

Pero sin esa fe, o esa sospecha ¿Cómo no sentir que la vida se termina con la muerte?

¿Cómo no sentirse victima, de esa paradoja absurda?

Vistas así las cosas, se puede afirmar que, aceptar la muerte es negar lo humano, por que lo verdaderamente humano no es el cuerpo, sino aquello que lo trasciende.

Todo aquel que haya rozado aunque sea por un pequeño instante lo sagrado que habita en su interior, no aceptara la propia muerte, ni la de otros, como el fin de la vida, si no que será tan solo para él, el ultimo paso hacia la libertad total y completa, fuera ya de este mundo denso, y de las leyes que rigen, el espacio y tiempo."

Gracias Pablo por estas palabras.

Para Felipe, ese pequeñito angel que nos dejó apenas recién venido a la vida.

LG